El que siembra amor, cosecha amor


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El que siembra amor, amor tendrá.

El 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres y Niñas. Esta fecha se eligió en recuerdo de las hermanas Mirabal, tres opositoras dominicanas que se enfrentaron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) y que fueron asesinadas ese día de 1960.

En el mundo se producen demasiados feminicidios cada año. A pesar de lo mucho que se ha avanzado en este sentido, queda un largo camino por recorrer. El hecho mismo de que se creen organizaciones internacionales y nacionales que combatan la violencia de género es un indicador de cuánto les faltan a los gobiernos, a las instituciones, a los juristas y a todas la personas de buena voluntad del mundo, por avanzar en ese sentido. Es un tema de debate constante y permanente que no pierde vigencia porque aún a nivel mundial la fuerza bruta supera y somete con crueldad a la de la razón.

Se supone ya deberíamos haber superado esos comportamientos machistas y abusivos, pero los erróneos cánones de crianza —que se etiquetaron falsamente como educativos—, entre otros motivos establecidos por siglos y diversos problemas psicosociales del entorno, les dan carburante a los abusadores a nivel intrafamiliar, grupal y hasta gubernamental. ¿Acaso las guerras no son actos violentos?

La violencia de género es el reflejo de un fenómeno complejo más universal, que es la violencia en sí misma: la física y la moral.

Ante la brutalidad, priorizamos los hechos más graves —los visibles— que se manifiestan en la violencia física y a veces soslayamos otras manifestaciones violentas en el campo sicológico. Cuando los gobiernos les violan sus derechos a los pueblos esos también son hechos violentos que atentan contra el buen desempeño de las sociedades, contra la búsqueda de la felicidad y la paz. Cuando en Cuba nos encarcelan y golpean por el hecho de pensar diferente o disentir, ese es sin dudas un trance abusivo de la dictadura que incide negativamente en la educación o formación social y democrática cubana que repercutirá incluso en generaciones futuras. Cuando nos discriminan y nos impiden asociarnos por nuestra forma de pensar o por nuestros intereses laborales, religiosos, económicos, sociales, culturales «o de cualquier otra índole», no solo están violando nuestros derechos, sino vulnerando leyes y tratados internacionales de organizaciones reconocidas y expertas en esa materia.

No crean que divagué sobre el tema de la la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas que dio pie a este escrito; es que quise dar una ligera panorámica de las algunas razones sociológicas de ese problema tan complicado y antiguo que lastra la humanidad. Por ahora me comprometo a continuar mi lucha contra la eliminación de la violencia de género. Seamos más misericordiosos, más justos y más hombres y respetemos, cuidemos y mimemos a la mujer, esa flor bella y frágil que nos da la vida.

Acerca de Rodney León Rodríguez

Contribuyo con mi compromiso político y mi accionar al pluralismo, a la democratización y a la modernización de Cuba.
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2 respuestas a El que siembra amor, cosecha amor

  1. Yamile Sosa dijo:

    Hay otors latinos a los q tambien hay q meterselo en la kbeza. Los mejicano no son los unicos.

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  2. Dionisio Martinez dijo:

    Lindo escrito, ahora hace falta meterselo en la cabeza a los mejicanos.

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